lunes, 24 de febrero de 2014

Penélope y Eleonor Rigby

-Volveré pronto. Solo espérame aquí.
-Te voy a esperar toa mi vida si es necesario.

Esperaba todos las noches a que alguien llegase. Alguien, ya no recordaba su nombre, ni su rostro Observo de reojo su vestido de domingo, sin perder las vistas de las vías del tren. Estaba un poco arrugado pero poco le importaba en ese momento. Al fin y y al cabo, el la quería poder recordar.


                               Penélope se sienta en un banco en el andén 

                               y espera que llegue el primer tren
                               meneando en abanico.

No muy lejos de allí, alguien presencia el amor. Aunque no sabe ni siquiera que es eso. Observa a la mujer de hermoso vestido blanco reír mientras lanza un elaborado ramo de margaritas. Ella se queda pensando por que tira algo tan hermoso como aquello. La mujer y todo un séquito de señoras elegantes y hombres trajeados se alejan al ritmo de unas latas. Mientras tanto, ella se dedica a guardar el arroz y las margaritas en un jarró. Que manera de desperdiciar bellezas.


                               Eleonor Rigby recoge el arroz en la iglesia donde
                               celebrado una boda,

Vive en un sueño

Penélope sostiene sus esperanzas en su bolso de piel marrón. Sus ojos se iluminan al oír silbar un tren.
Podría ser él. Bajan todos. Para ella no tienen vida, simplemente están en este mundo relleno, piensa.
Sus ojos vuelven a apagar al ver como se marchan, tristes de esperar. Y entonces llegó alguien que la esperaba a ella. 

                              Le sonrió
                             con los ojos llenitos de ayer,
                             no era así su cara ni su piel,
                             "Tu no eres quien yo espero".
                              Y se quedó
                             con el bolso de piel marrón
                             y sus zapatillas de tacón
                             sentada en la estación. 

Eleonor lo observa todo desde su ventana. Ve las vidas de la gente. Y sigue aún sin entenderlas.
Y entendiendo aun menos el porqué, guarda los recuerdos de gente que nunca va a conocer en botes de cristal. Justo al lado de la puerta reposan. Vidas ajenas. Personas que alguien añoraba en ese momento. Gente que de ellas que de ella misma.

                          Eleonor Rigby murió en la iglesia 
                          y fue enterrada junto con su nombre.

 Nadie vino.

Por todas esas personas solitarias. Nunca estarán solas de verdad.
Por todas esas personas que esperaron durante su vida. Pronto sabrán que acabo la espera. 

  -The Beatles, Eleonor Rigby.
 -Joan Manuel Serrat, Penélope. 



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